Comunidad de Aguas


«Historia de la Comunidad de Aguas de La Perdoma»


 No hace demasiado tiempo, para el abastecimiento de agua potable, los habitantes del populoso barrio de La Perdoma contaban únicamente con varios «chorros públicos», distribuidos en zonas como La Cuesta, el Calvario, el Callejón del Pino, la Plaza antigua de La Perdoma, el Camino Moñigal, cerca del Barranco del Cerrudo, etc. A alguno de ellos me tocó acudir continuamente con mi cubo, esperando en la cola que siempre se formaba hasta que me tocara el turno de recoger el preciado líquido. Este pasaje cotidiano es el germen de la Comunidad de Aguas, pues de las molestias que ocasionaban estos penosos desplazamientos surgió la idea de nueve o diez vecinos de nuestro barrio de emprender una aventura que ni siquiera ellos podían pensar a qué altura llegaría.
  
CREACIÓN Y DESARROLLO 

DE LA COMUNIDAD DE AGUAS


Rondaba el año 1963 cuando de una reunión de un grupo de vecinos de La Perdoma surgió una idea genial: la fabricación de un depósito de agua. El depósito, de pequeñas dimensiones, contaba con capacidad suficiente para abastecer a un grupo no mayor de 20 ó 30 familias, pues para el vecindario la novedad que representaba no era vista con buenos ojos por unos o las comodidades que podría proporcionar eran desconocidas por otros.
Acometieron la empresa sin reparar que podría ser una locura para aquella época, pues, levantar un depósito en el lugar conocido como «Eras del Marqués» suponía obligatoriamente crear infraestructura diversa, abrir calles, instalar cañerías y tuberías en medio de huertas para hacer llegar el agua a las casas de todos y cada uno de los partícipes. Sin embargo, el éxito de aquella idea genial fue aumentando año tras año hasta el punto de que se llegó a la conclusión de que necesariamente se debía emprender la construcción de un nuevo depósito, que se emplazó en un terreno anexo al ya existente con el objetivo de satisfacer la demanda que se estaba avecinando. Este grupo de vecinos nunca se arrugó ante el reto que se les venía encima y siempre tuvo presente que la obra era de todos. Entre estos pioneros debemos destacar a vecinos como don Clodomiro de Taoro Martín, don Manuel Rodríguez Lorenzo, don José Ramos Rodríguez, don Benjamín García Martín y don Fidel Labrador Cabrera, y muchos más.

La forma de suministrarse y suministrar agua siempre se producía de la misma manera: compraban el agua a los proveedores y más tarde les pagaban con lo que los partícipes aportaban según su gasto.

El asombro de este grupo de paisanos nuestros era continuo, pues fue tal el incremento del número de abonados a la red de abastecimiento que se vieron obligados a celebrar una asamblea, en un conocido bar de La Perdoma, en la que expusieron las condiciones necesarias para nombrar una nueva Junta Directiva, a sabiendas incluso de que nadie se involucraría para entrar a formar parte de la misma. Después de momentos de incertidumbre, tal vez de recelo, una serie de socios se levantaron: don Miguel González Rodríguez, don José Antonio Rodríguez Hernández, don Manuel Rodríguez Díaz, don Dionisio Hernández Machado y Agustín Lorenzo García, todos sin pretender cargo alguno, sin saber la situación en la que se encontraba la incipiente Comunidad, pero dispuestos a trabajar con varios objetivos inmediatos: primero mejorar la deficiente situación económica de la Comunidad y segundo, con carácter de urgencia, reparar algunas tuberías ante las quejas de algunos vecinos de que no les llegaba el agua en buenas condiciones.
Una vez mejorados estos aspectos y viendo el incremento de población que experimentó nuestro barrio desde el año 1998 al 2000, se propusieron emprender la que es la penúltima gran empresa de nuestra Comunidad, la construcción de un depósito nuevo de aguas al ser insuficiente el depósito situado en las Eras del Marqués. Para ello se dirigieron a don Domingo Pérez Estany con la súplica de que les cediera un terreno, del que es propietario conjuntamente con su hermana y su madre doña Monserrat Estany Cabrera, en el lugar conocido como finca «La Montañeta», en el que construir el nuevo y flamante depósito con capacidad para 2.000 pipas (aprox. 960 metros cúbicos de agua). Don Domingo, con gran ilusión y una bondad inigualable, le contesta afirmativamente, sus palabras son: «lo que haga falta para el pueblo». No se puede medir lo que debe el pueblo de La Perdoma a la humanidad, la generosidad y el carácter desinteresado de don Domingo Pérez Estany y su familia; su actitud, su modo de proceder, sin duda explican el por qué os miembros de la Junta Directiva siguen trabajando al pie del cañón.

Pues bien, las maravillosas palabras de don Domingo les empujaron a la más frenética actividad. El siguiente paso fue hablar con don Francisco Rodríguez Herrera, para todos Paco, conocido contratista, al que le expusieron el caso: «Paco, queremos hacer un nuevo depósito de 2.000 pipas, pero no tenemos dinero suficiente para tal fin». Paco les contesta: «eso es lo de menos, me lo van pagando como puedan». Pues así sucedió y en el mes de marzo de 2001 fue inaugurado el nuevo depósito y bendecido en tal especial ocasión por el cura párroco del pueblo, don Juan Fernando González Martín.
El nuevo depósito cubre un amplio sector del pueblo de La Perdoma, precisamente el que padecía enormes deficiencias de abastecimiento de agua, pues como se entenderá a muchos lugares no llegaba el agua en las condiciones en las que deseábamos; con su entrada en funcionamiento han desaparecido las anomalías que padecíamos y hemos tenido que ampliar nuestra red de tuberías.
No obstante, el incremento demográfico de nuestro pueblo es imparable; a la vista de cuál puede ser la población de La Perdoma en un futuro inmediato, decidieron visitar de nuevo a don Domingo Pérez Estany al que, un poco avergonzados, le hicieron saber el proyecto que albergaban: construir un depósito con capacidad para 4.000 pipas (1.920 metros cúbicos de agua) y la necesidad de contar con otro terreno para su ubicación; la respuesta de don Domingo, como no podía ser de otra manera, fue la misma que para el depósito anterior: «lo que sea necesario para el pueblo estoy dispuesto a ofrecer». Seguidamente, recurrieron de nuevo a don Francisco Rodríguez Herrera, el mismo contratista que construyó el anterior depósito, quien les volvió a dar todas las facilidades inimaginables, ¡qué emocionante!
La predisposición de hombres ejemplares como Domingo Pérez Estany y Francisco Rodríguez Herrera, y el apoyo de todo el pueblo de La Perdoma les dio el aliento y la ilusión necesarios para ponerse manos a la obra y disponer en el plazo de ocho meses de esta hermosa obra que fue bendecida por el Párroco don Juan Fernando González Martín e inaugurado el día 27 de noviembre de 2004, con la asistencia del Sr. Alcalde don Isaac Valencia Domínguez, acompañado por varios concejales del Ayuntamiento, la Junta Directiva de la Comunidad y vecinos del pueblo perdomero.


UNA ASOCIACIÓN COMPROMETIDA 

CON SU PUEBLO


Aunque nuestra asociación fuese creada en su día con el fin primordial de asegurar el abastecimiento de agua potable en el barrio de La Perdoma, y esa es y seguirá siendo su función principal, no es menos cierto que la nuestra es una asociación que también se ha propuesto velar por el progreso y bienestar de todos los vecinos de nuestro pueblo, objetivo que también forma parte de nuestro corolario.

El día 24 de enero del año 2001 la Asociación de Padres de Alumnos del colegio Santa Teresa de Jesús, presidida por Cristóbal González Rodríguez y toda su Junta Directiva, tuvo a bien donar a la Asociación de Vecinos Nuestra Señora del Rosario la casa situada frente a la plaza antigua del pueblo.

Nuestra asociación, consecuente con sus fines y objetivos, rehabilitó y acondicionó el inmueble, para a continuación cederlo gratuitamente al Centro de la Tercera Edad «Tagoror» de nuestro barrio, a nuestros Mayores, de los que somos deudores, personificando en ellos el compromiso adquirido con el pueblo de La Perdoma.


EL FUTURO

Nuestra Comunidad de Aguas, la institución más antigua del pueblo de La Perdoma, acomete el reto que supone el futuro con la intención de asegurar la calidad en el suministro y afrontar el incremento de población que se avecina.

Llevados por ese objetivo irrenunciable, han suscrito un convenio de colaboración con el Ayuntamiento de La Orotava que garantice el suministro de agua en el pueblo, así como la continuidad en la forma de gestión. Que sea el pueblo de La Perdoma el que rija los destinos de su agua. Que el agua de La Perdoma sea la misma para todos aquellos que ahora están y los que vendrán.

Reconocer el agradecimiento a los miembros de la actual Junta Directiva por su labor desinteresada en favor de la Comunidad de Aguas y  de la misma forma, considero justo rendir el mismo homenaje a todos aquellos que han formado parte de la Junta Directiva a lo largo de estos cuarenta años de historia.


EPÍLOGO

El agua es una realidad viva, es la naturaleza en movimiento, es condición indispensable para la vida de las personas, animales y plantas. El agua es la misma para todos, no podemos agredirla continuamente ni deteriorarla; la modificación de la realidad del agua cambiaría la trayectoria de la humanidad.

Necesitamos educarnos en el uso y trato del agua, apostar por nuevas tecnologías y redes convencionales, que faciliten la calidad del agua y el acceso a ella.

El agua es un elemento clave para nuestra vida, la de cada persona de hoy y de mañana. El futuro del agua condiciona nuestro futuro, y éste lo construimos en el uso cotidiano.

Cada vez que abramos el grifo del agua, demos gracias por la vida, pero no la derrochemos. Apostemos por un consumo racional.

Cada vez que corre el agua innecesa­riamente, estamos derrochando un bien escaso que puede ser vida para todos.

Todavía se pierde demasiada agua; hay que promocionar sistemas como gota a gota y la aspersión y garantizar conductos sin fuga.

Ser solidario es tener muy presente que usar el agua de cualquier manera es un lujo superfluo de una minoría.

El agua, la tierra y el aire forman parte de una misma realidad que debemos cuidar de forma económica y equilibrada. El agua es esencial para el mantenimiento y el desarrollo del planeta.
El agua es un bien natural por excelencia, pero del mal reparto y uso se derivan una gran cantidad de conflictos.

En los próximos veinticinco años, más de una docena de países necesitarán el agua de naciones vecinas con las que mantienen relaciones de poca cordialidad.

La conducción y el reparto del agua deberían garantizarse más allá de los intereses políticos y económicos. Lo que debería primar es el bien de la humanidad, pero parece que nos cuesta pensar en el bien común.

Nuestras vidas dependen del agua. Recuperar, transportar y almacenar para el consumo humano ha sido una práctica constante en todas las gene­raciones a lo largo de la humanidad. Estos procesos ocasionan inversiones y costes, pero también las instituciones públicas tienen que velar por no hacer un abuso de los precios.

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